¡Hablemos de libros!
Respondamos a tres preguntillas...
¿Qué libro te
gustaría leer de nuevo, como si fuera la primera vez que lo lees?
Dudo bastante, demasiados libros y muchos recuerdos. Sin embargo, hay uno que le tengo especial cariño: La Montaña Mágica de Thomas Mann.
En el momento de mi vida en el que lo leí nada me iba bien. Diecisiete años. El sueño de la adolescencia, sin preocupaciones, sin miras al futuro. Su lectura fue lenta, pero calaba gota a gota. Cada página donde Hans Castorp se hundía entre el lujo y la tranquilidad del sanatorio alemán donde su primo estaba ingresado me ayudaron a reflexionar sobre lo que no quería que me pasase a mí en la vida. Las montañas suizas eran un escenario en el que se combinaba el amor, la vida, las discusiones, los sueños. Nunca bajar a la tierra y encontrarte con los problemas de frente, luchar contra ellos como cualquier mortal.
El paso del tiempo, lento cuando todo es novedad, y rápido
cuando la rutina carcome el tiempo: semanas, meses y seis años finales. Volver a los diecisiete. Siempre volver.
¿Qué libro te gustaría leer, como si
tuvieras la edad que lo leíste por primera vez?
Harry
Potter, claramente. Padecía clinofibia en cada entrega de un nuevo volumen de
la heptalogía. Faltaba a clase, me hacía la febrosa.
¿Qué libro te gustaría recomendar a
tu alumnado de Secundaria, recordando las lecturas cuando tú tenías esa edad?
Cuando
era adolescente leía mucho el Messenger. Quizá ahora recomendaría a los alumnos
que leyesen obras en las que apareciesen temas que les interesasen. En mi caso Momo de Michael Ende o Marina de Carlos Ruiz Zafón. Sin
embargo, los tiempos cambian…
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