¡Holi! Mi nombre es Carlota,
tengo 13 años y ¡me encanta leer! Ya desde muy pequeñita me encantaba sostener
entre mis manos los pocos libros que había en mi casa (una colección de libros
infantiles Disney: La Sirenita, La Bella y la Bestia, Aladín…). Me entretenía pasando las
hojas y haciendo como si supiese leer, aunque realmente me inventaba el
argumento…ejem…yo de imaginación iba muy sobrada. También me gustaba olerlos,
los esnifaba como un yonqui al pegamento. Y así me he quedado…En fin, ahora
también los huelo, ¡pero los leo de verdad!
Mi madre, muy simpática ella,
siempre aparece cuando estoy inmersa en alguna fantástica historia. ¡Y siempre
me dice lo mismo!
-¿Qué estás leyendo? - me
pregunta ella, haciéndose la interesada.
-Pues un libro – le contesto yo
secamente, pensando en lo corta rollos que me resultan sus interrupciones.
-Ay que ver, hija…En vez de con
un pan debajo del brazo, me has nacido con un libro. ¡Mira que eres rara!
Y yo la escucho maldiciéndome por
el pasillo: que por qué no habré salido de ciencias como mi hermana, que vaya
perroflauta estoy hecha. Porque claro, es bien sabido que los estudios de
ciencias tienen más salidas laborales, son útiles, pueden salvar vidas, ¡o incluso
mejorarlas! y bla bla bla…
La vida es muy dura, incluso para
una niña como yo. Así que me refugio en mis libros. Cada semana, cojo un libro
de la biblioteca y hago un breve resumen en fichas que luego archivo en una cajita
de zapatos. La semana pasada leí Yo mato,
de Giorgio Faletti y, esta semana, El
código Da Vinci, de Dan Brown. Sé que no son lecturas propias de mi tierna
edad, pero creo que mi cerebro está preparado para un par de escenas
sangrientas y de tramas conspiranoicas.
También leo libros aptos para un
público de mi edad. Por ejemplo, me encanta Harry
Potter, de J.K. Rowling. Y también las Crónicas
de Narnia, de C.S. Lewis. Es una pena que de esta última no adaptasen todos
los libros al cine…
Y, finalmente, también leo los libros
que me mandan en el insti, incluso lo optativos, por supuesto. Algunas de mis lecturas
han sido: Cómo matar a un ruiseñor,
de Harper lee; El príncipe de la niebla,
de Carlos Ruiz Zafón o Rebeldes, de
Susan E. Hinton.
Para concluir con esta breve presentación, creo que leer es importante,
nuestros antepasados lucharon para que nosotros pudiéramos leer y escribir. Así
que tenemos una deuda con ellos, ¡y yo no les decepcionaré!
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