martes, 14 de mayo de 2019

Práctica 10. La educación en el 2030

La escuela del 2030 no es muy diferente a la de mis padres. O, por lo menos, la escuela a la que voy yo. Pertenezco a un pequeño pueblo rural del sur de Alicante, con tan solo 572 habitantes. En mi colegio tenemos libros gracias a la caridad de las grandes urbes, que nos prestan sus antiguos materiales. Son bonitos libros que nadie quiere, en esos lugares la tecnología ha arrasado con todo a su paso.  

Una vez coincidí en un campamento con una chica que vivía en la capital, en Valencia. Nos hicimos muy pronto grandes amigas. Ella me contaba cómo era su vida allí, mientras yo la escuchaba sorprendida y emocionada.
- En mi cole, los profesores no hacen nada, tan solo se plantan ahí para que no armemos alboroto – me explicó mi amiga.
- ¿Cómo puede ser eso? – pregunté intrigada.
- Sí, a nosotros nos dicen qué debemos aprender y nos dan unas tablets chulísimas. Con las tablets lo que hacemos es investigar sobre lo que se supone que debemos saber.
- ¿Y si tenéis alguna duda? – inquirí yo.
- Ahhhh pues le preguntamos a Alexa, un altavoz inteligente que lo resuelve todo.
Y así eran nuestras conversaciones día tras día. Mi curiosidad nunca era saciada, siempre quería saber más y más.

Un día, después de haber pasado una divertida mañana jugando a geocaching, nos fuimos directas al pequeño comedor del campamento a reponer fuerzas. Caímos rendidas en las sillas y apoyamos nuestros codos en la mesa riéndonos estrepitosamente por algo que me había contado. Dejé caer mi mochila sobre la mesa, esparciendo sobre ella todas mis pertenencias. Cuando mi amiga levantó sus codos, notó una ligera cojera en una de las patas de la mesa. Rápidamente cogió un libro que había salido disparado de mi mochila y lo colocó bajo la pata, nivelando así la mesa.
- ¡¿Qué demonios haces?! – le pregunté ofendida.
- La mesa cojeaba, ahora ya no. ¿Para qué quieres el libro? Búscalo en Internet, está todo allí – me contestó ella con una carcajada.
Enfurecida, recogí mis cosas y me fui de allí corriendo. ¡Había estropeado mi libro favorito! Gracias a ese momento valoré más que nunca la educación que había recibido, la educación de mis padres, de mis abuelos... Entendí que las tecnologías estaban bien, pero que no era un completo avance si desdeñábamos la herencia de nuestros antepasados. Entendí que nunca avanzaríamos si olvidábamos el respeto, el amor, nuestras raíces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Práctica 10: "La educación en 2030"

A mitad de camino el coche emitió un sonido que no había escuchado nunca, algo parecido a una espada láser acoplándose a una radio de...